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Características de un auténtico ministerio

(1 Reyes 19:19-21)

“Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Vé, vuelve; ¿qué te he hecho yo? Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía”.


INTRODUCCIÓN

Hoy en día la iglesia del Señor necesita auténticos ministros o servidores que trabajen en su obra, pero lamentablemente muchas de las personas que lo hacen desempeñan mal su función. Hoy la irresponsabilidad es muy común en algunos servidores de Dios olvidando que su servicio es para Dios y no para un hombre de esta tierra. Estos versículos que hemos leído presentan el llamamiento de Eliseo al ministerio y al mismo tiempo podemos ver al menos cuatro características que debe reunir el auténtico servicio a Dios.

I. ENORME DESEO DE SERVIR A DIOS.

“Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías…”


La primera característica que posee un verdadero ministro es un enorme deseo por servirle. Ralph Waldo Emerson dijo: “Jamás se logró nada importante sin entusiasmo”. Esto es una gran verdad. Basta ver la vida de los grandes hombres y mujeres que Dios ha levantado a lo largo de la historia para darnos cuenta que había un común denominador: entusiasmo. El entusiasmo es esa pasión que invade nuestro corazón por hacer algo, es ese enorme deseo que nos hace correr por alcanzar nuestras metas. Eliseo presento esto. Él se encontraba trabajando arando el campo con doce yuntas de bueyes y cuando vio a Elías y le echo el manto, corrió inmediatamente porque había llegado la gran oportunidad de su vida: el convertirse en un profeta de Dios.


Lo más seguro es que Eliseo conocía a Elías, posiblemente lo había visto cuando desafío a los 850 falsos profetes de Acab y escucho las historias de cómo Elías oraba y los cielos dejaron de enviar la lluvia por tres años. Lo más seguro es que en su corazón Eliseo anhelaba convertirse en un profeta de Dios y esto se deja ver en la petición que le hizo a Elías tiempo después:


“Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Él le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; más si no, no”, (2 Reyes 1:9-10). De igual forma, cada uno de nosotros debe anhelar con todo el corazón servirle a Dios ya que esto constituye una parte importante en la vida cristiana.


II. CONSTANCIA.

“… y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Vé, vuelve; ¿qué te he hecho yo?”.


La segunda característica que distinguió a Eliseo en su ministerio fue su constancia. Ser constante significa ser perseverante, mantenerse firme donde Dios nos ha puesto sin fluctuar. Eliseo entendía que Dios lo estaba llamando al ministerio y eso significaba que a lo mejor ya no volvería a su casa por lo que le pidió al profeta que le diera la oportunidad de despedirse de sus padres. Como servidores de Dios debemos estar conscientes que el ministerio es para siempre, no es una cuestión de un par de meses y debemos organizar toda nuestra vida y prioridades en función de eso. Nosotros a lo mejor no tenemos que despedirnos de nuestros familiares, pero si saber que la constancia es importante en el ministerio. El apóstol Pablo exhorta a los creyentes a mantenerse firmes y constantes creciendo en la obra del Señor siempre, aun en medio de las peores dificultades:


“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.

1 Corintios 15:58


III. COMPLETA DEPENDENCIA DEL PODER DEL ESPÍRITU SANTO.

“Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen…”


La tercera característica indispensable en el ministerio cristiano es la completa dependencia del poder del Espíritu Santo. Eliseo sabía que su éxito no dependía de sus recursos personales sino del poder de Dios. Si vemos bien en este versículo Eliseo se deshizo de su fuente de ingresos, mato un par de bueyes, con el arado coció la carne y alimento al pueblo para que comiesen. A partir de aquí Eliseo renuncia a su antigua manera de dependencia económica e inicia una nueva basada únicamente en la fe. Se cree que Eliseo provenía de una familia con buena posición económica por el hecho de que Elías lo encontró arando con 12 yuntas de bueyes, y estos animales eran caros en su tiempo, es equivalente a tener 12 tractores. Pero Eliseo ya no dependería de la facilidad económica de su familia, sino del respaldo de Dios en su vida y así lo vemos cada vez que trataba de resolver un problema. Por ejemplo, oró cuando purifico el agua de una ciudad (2 Reyes 2:19-22), profetizo la victoria sobre Moab a los reyes de Israel, Judá y Edom como resultado del poder de Dios que vino sobre él (2 Reyes 3:14-19), oró para que Dios cegara al ejército sirio cuando estos lo sitiaron, y así sucesivamente, nunca busco la ayuda del poder económico de su familia, o la influencia de reyes, sino solo confió en el poder del Espíritu de Dios para cumplir su ministerio.


De igual forma, la iglesia hoy en día debe comprender la importancia del Espíritu Santo en su vida, ya que este lo capacita sobrenaturalmente para ser un mejor testigo de su gracia: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”, (Hechos 1:8).


IV. SERVICIO.

“Después se levantó y fue tras Elías, y le servía”.

Finalmente, otra característica en el ministerio es la actitud de servicio. De hecho, la palabra ministerio proviene del latín ministerium cuya raíz significa servir. El mejor ejemplo de esto es nuestro Señor Jesucristo el cual dijo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”, (Marcos 10:45).


CONCLUSIÓN.

Por tanto, un auténtico ministerio se caracteriza por:

1. Un enorme deseo por servirle a Dios.

2. Constancia.

3. Completa dependencia del poder de Dios.

4. Servicio.

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