Una Broma Pesada
Cierta vez, por pura broma, alguien mando a diversos ciudadanos importantes de una ciudad, cartas que contenían estas cuatro palabras: «Todo ha sido descubierto.»
Las consecuencias de esta broma criminal fueron inesperadas. Dos de los destinatarios huyeron de la ciudad y nunca más se supo de ellos, y un tercero se suicidó. Los tres tenían una mala conciencia; en cambio, muchos otros no hicieron caso y arrojaron el anónimo al fuego.
Sabemos que Dios ha puesto en el corazón humano la conciencia que redarguye a los que han pecado, y que sus amenazas pueden producir los efectos de esta pesada broma en esta tierra, pero ¿Qué será cuando la sabiduría infinita y el poder de Dios produzcan algún medio por el cual las cosas más ocultas salgan a la luz? Jesús dijo: «No hay nada en oculto que no tenga que ser descubierto» (Marcos 4:22).
Procuremos ser librados de nuestros pecados por arrepentimiento y la fe en Cristo, antes de que tengan que ser descubiertos con motivo del juicio divino.
Ningún pecado es más destructivo para la conciencia que el pecado que se lleva a cabo en el ámbito de la mente. Después de todo, ¿quién sino Dios y el pecador saben acerca de ello? “¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre, que está en él?” (1 Corintios 2:11).
Mucha gente que no comete malas acciones, sin embargo son descaradamente malos en sus pensamientos. Un hombre que se abstiene de fornicación, por temor a ser descubierto puede convencerse a sí mismo de que está bien disfrutar de las fantasías lascivas porque cree que nadie más descubrirá tal pecado secreto. Los pecados que él deliberadamente entretiene en su mente pueden ser mil veces peores que cualquier cosa que se le ocurra hacer ante los demás. La Escritura dice que su culpabilidad es la misma si lleva a cabo a cabo externamente sus fantasías (Mateo 5:27-28).
Disfrutar de los pecados de pensamiento, por lo tanto, es molestar a la conciencia de manera directa. Los pecados de la mente asaltan a la conciencia como ningún otro pecado, porque la conciencia es su única disuasión. Aquellos cuyos pensamientos son impuros no pueden tener una conciencia pura, la culpa está inherente en el mal pensamiento. Cuando los pensamientos están contaminados, la conciencia de forma inmediata también lo estará. Es por eso que no hay nada más característico de la incredulidad que una mente impura, combinada con una conciencia corrompida: “para los corrompidos e incrédulos nada es puro, sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidas.” (Tito 1:15, énfasis añadido).
De hecho, nada daña la conciencia más que el hábito de caer en malos pensamientos. Desafortunadamente, una vez iniciada, la práctica se vuelve demasiado fácil. Este es un pecado que no tiene que esperar una oportunidad, la mente puede pecar en cualquier momento y en cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia. Así que el hábito se establece rápida y fácilmente.
Al comprometer las facultades internas –la mente, las emociones, el deseo, la memoria, y la imaginación– los pecados de pensamiento trabajan directamente en el alma para influenciarla hacia el mal. Siembra un pensamiento, cosecha una acción. Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino. Los malos pensamientos de esta manera sientan las bases para todos los demás pecados.
En los próximos días, vamos a ver el verdadero peligro presentado por los pecados de la mente, y ver cómo la Escritura nos enseña a proteger nuestras mentes y nuestras acciones de la corrupción del pecado secreto.
Enfrentando pecados privados
Hablar de la santidad, hablar de pureza en la vida es claro, algo absolutamente crítico. Es el deseo del Señor que seamos conformados a la imagen de Su Hijo. Es la palabra de las Escrituras que, si dices que permaneces en Cristo, debes andar como Él anduvo. Y claro, Él anduvo sin pecado. Y claro que este es el punto entero de la santificación.
Y enfrentar esto es realmente crítico, particularmente en su juventud. Aunque nunca olvidaré, estando en el cuarto de un hospital, un hombre de 78 años de edad estaba muriendo del corazón. Y estuve de pie y me incliné sobre su cama, y le dije: “¿estás listo para ir al cielo?” Y él estaba llorando y yo estaba un poco preocupado por su condición. Lo había conocido por varios años. Él dijo: “bueno, mi confianza está en Jesucristo.” Setenta y ocho años de edad, pero él dijo: “simplemente, nunca pude obtener la victoria sobre la pornografía.” Setenta y ocho años de edad.
Eso me impresionó bastante, porque él ni siquiera había vivido en esta generación. Él ni siquiera había tenido una computadora, ni fue la industria de las películas como lo es en la actualidad, ni la televisión, como lo es en la actualidad en los años en los que él cultivó hábitos. Aparentemente, hubo acceso a este tipo de cosas para él. Y aquí estaba él, a sus 78 años de edad; y esa fue la herida profunda, en un sentido, que él estaba llevando al encontrarse con el Señor en el cielo.
Si vas a ganar esa batalla, te voy a decir el día de hoy en dónde debes ganarla. Y me voy a concentrar en el meollo del lugar en el que debe ser ganada la batalla. Y quiero comenzar con una ilustración de un hombre llamado Job.
Ustedes, estoy seguro, que recuerdan a Job. Job - no necesitan abrir sus Biblias ahí. En un momento, voy a llevarlos ahí. Job, de acuerdo con el propio testimonio de Dios, fue un hombre justo. De hecho, en el primer capítulo de Job, en la primera parte del primer capítulo, él es identificado como uno de los más justos, sino el hombre más justo sobre la tierra. El hombre más puro, el más santo. Eso se presenta frente al trasfondo de lo que podrías esperar, porque eso se encuentra mucho antes de que la revelación de las Escrituras jamás fuera escrita. Él habría vivido en el período patriarcal, en la época de Génesis. Entonces, él no habría tenido ninguna Escritura que leer. Ciertamente, no habría tenido nada de los detalles del Nuevo Testamento acerca de la santificación en que apoyarse.
Sin embargo, él sabía lo que era amar a su Señor con todo su corazón y alma e impactó su vida al punto que Dios lo reconoce como el hombre más justo. Y después, todo salió mal en su vida. Sus hijos, su familia llegaron a cenar a una de las casas de los hijos. Y vinieron los sabeos vinieron y atacaron el lugar y asesinaron a toda su familia, a todos sus hijos.
Y después de ahí, fue a sus cultivos y a sus animales. Y después, a su propia salud física. Y terminó con estas úlceras terribles por todo el cuerpo. Digo, hablas de un desastre, tras otro, tras otro. Y la pregunta, claro, que surge en tu mente es: “si esto le pasa al hombre más justo del mundo, ¿qué significa la bendición? Si ser justo supuestamente debe producir bendición, ¿cómo es que esto funciona?”
Pero bueno, Job está en una situación triste. La única persona que queda en la familia inmediata es su esposa. Y francamente, ella es un dolor de cabeza. Ella le dice: “maldice a Dios y muere,” lo cual es un consejo terrible. Y sus amigos, claro, saben de este desastre horrendo; y entonces, vienen a consolarlo. Y sus amigos se sientan durante siete días y no dicen nada. Estuvieron en silencio durante siete días. Les tomó siete días simplemente de llorar en silencio para alcanzar un punto en el que pensaron que podrían decir algo. Así de profundo era el sufrimiento. Lo único que pudieron hacer era simplemente agonizar con él. Y al final de siete días, dieron discursos.
Ahora, durante esos siete días fueron infinitamente sabios, porque no dijeron nada torpe. Tan pronto como abrieron sus bocas, toda la sabiduría se fue y dieron estos discursos ridículos. Y el meollo fue: “bueno, esto es evidencia de que tú eres un hombre pecaminoso. Esto prueba, sin lugar a dudas, Job, que realmente hay algo que está podrido en tu vida y obviamente, no sabemos eso.”
Ahora, recuerden que ninguno de ellos supo de la conversación que Dios tuvo con Satanás que produjo esto. Ninguno de ellos conoció la evaluación de Dios acerca de Job, porque eso estaba en los consejos secretos del cielo.
Entonces, le dieron el trato estándar que la mayoría de la gente da si estás enfrentando ese tipo de problemas en la vida, debes ser una persona mala. Y entonces, dieron sus discursos torpes y Job escucha. Y después, él les responde en el capítulo 31 de Job al hacer un poco de inventario de su vida. Él dice: “bueno, hice un pacto con mis ojos y no he estado viendo a ninguna virgen. Si he caminado en mentira y mi pie se ha apresurado buscar el engaño, entonces que Dios me lo muestre, porque veo mi situación y tengo integridad. Si mi corazón ha sido seducido por una mujer o si he estado mirando la puerta de mi vecino, ustedes saben, este es alguien que está observando, que mi esposa esté con otros. Que mi esposa me deje y cocine para alguien más, porque ese sería un clima de lujuria.
Si he menospreciado el clamor de mis esclavos, hombres o mujeres, cuando se quejaron contra mí, sino he tratado bien a mis empleados, entonces, que Dios me lo muestre. Si he mantenido alejado al pobre de su deseo, si he causado que los ojos de la viuda caigan, ustedes saben, él se refiere aquí a que ha bajado su cabeza, ella en desesperanza, porque él no satisfizo la necesidad de la viuda. Si he puesto mi confianza en el oro, si me he regocijado de la muerte de mi enemigo.” Él está atravesando por una lista de todas las cosas posibles que él pudo haber hecho mal. Y al final de esto, él dice: “simplemente, no veo nada de esto.”
Y entonces, el capítulo 32, versículo 1, de manera tan maravillosa, “entonces, estos tres hombres, dejaron de responder a Job, escuchen esto, porque él era justo en sus propios ojos.” Hombre, subrayen eso. Marquen eso. Eso es realmente crítico. Job 32:1. Él fue justo a sus propios ojos. No era cuestión de lo que la gente pensaba de él. Ellos estaban equivocados. Ellos no habían visto ninguno de estos pecados. Él dijo: “si he hecho algo de esto, díganme.” Ellos simplemente lo asumieron porque las cosas no estaban saliendo muy bien. Pero al final del día, él depende no de lo que Dios conoce, porque él no sabe lo que Dios conoce ni lo que ellos piensan. Porque ellos no piensan correctamente. Al final de todo esto, él es justo en sus propios ojos. Él ha hecho una evaluación de su propio corazón y ha sido justificado. Eso es crítico.
Permíteme decírtelo de manera simple. Si vas a ser una persona santa, vas a tener que ser una persona justa. Y va a tener que llevarse a cabo en tu propio corazón. Ahí es en donde la batalla tiene que ser peleada. Tienes que poder decir lo que Job dijo: “soy justo, me he visto a mí mismo, me he examinado, he visto mis motivos, he visto mi corazón y no acepto sus acusaciones.” Porque, si es algo menos que eso, va a explotar, te lo prometo. Si no ganaste la batalla en el interior, tarde o temprano se va a aparecer en el exterior. No puedes mantener la tapa sobre eso. Es imposible. No eres tan inteligente, no estás así de alerta. No eres asi de disciplinado. Si estás perdiendo la batalla en el interior, cuando nadie lo sepa, cuando nadie ve, y tú sabes que no eres justo ahí, se manifestará. Debe tener la certeza de que tu pecado ¿qué? Te alcanzará.
Permíteme llevarte a otro hombre en el Nuevo Testamento. Abre tu Biblia en 2 Corintios capítulo 1. Segunda Corintios capítulo 1 y, como ustedes saben, este es uno de mis libros favoritos, escrito por, a mi juicio, el líder más grande que jamás vivió humanamente, el apóstol Pablo. Porque el modelo de su liderazgo está en esta epístola. En Segunda de Corintios, tienes un mejor vistazo del corazón de Pablo que en cualquier otro lugar. Que en cualquier otro lugar en el Nuevo Testamento. Y la razón por la que lo tienes es porque él está bajo ataque. Es lo mismo con Job, él está bajo ataque. Nada más que en esta ocasión no son sus amigos, sino que son sus enemigos. Con Job fueron sus amigos quienes estaban atacando su credibilidad y su integridad. Y Job pasó la prueba al decir que “he examinado mi vida y les quiero decir que soy justo.”
Bueno, Pablo está siendo atacado por enemigos. Ellos, los falsos maestros, una combinación como ustedes saben de filosofía griega y oratoria griega, en cierta manera, unidas con elementos judaizantes del judaísmo invadiendo a la Iglesia. Los falsos maestros entraron a la Iglesia corintia. Querían enseñar mentiras como los falsos maestros siempre lo hacen. Son agentes de Satanás y traen doctrinas de demonios. Y como ustedes saben, son como un reloj que no funciona. Están bien dos veces al día. Y eso les da algo de credibilidad. Y entraron a Corinto y sabían que iban a enseñar mentiras y trastornar el Evangelio y destrozar a la Iglesia y destruir al evangelismo. Iban a tener que deshacerse de la confianza que la gente tenía en Pablo.
Entonces, decidieron atacar a Pablo. Si podían desacreditar a Pablo, si podían atacar totalmente a Pablo, sucede todo el tiempo, la gente lo hace a sus pastores, como ustedes saben. Alguien que decide que quiere traer una alguna nueva enseñanza a la Iglesia o alguna nueva estructura de poder a la Iglesia, hacen todo lo que pueden para atacar al pastor, destruir al pastor. Sucede no sólo en la Iglesia. Sucede en cualquier ambiente. Y eso es lo que pasó.
Entonces, comenzaron atacando a Pablo y básicamente dijeron, y les voy a enseñar la clave aquí, está en el capítulo 4, versículo 2. Él dice: “renunciando a lo oculto debido a vergüenza. No andando en astucia o adulterando la Palabra de Dios.” Y aquí está de lo que estaban acusándolo. Lo estaban acusando, y tienen que en cierta manera ver todo el libro para poder armar todos los pedazos de esto. Estaban acusándolo de pecado sexual, lo estaban acusando de avaricia material. Lo estaban acusando de estar en el ministerio por motivos de dinero. Y por buscar favores de las mujeres. Lo estaban acusando de falsificar sus credenciales apostólicas. Lo estaban acusando de sobreestimar su impacto y eficacia ministeriales. Lo estaban acusando, primordialmente, de tener una vida de vergüenza oculta, secreta.
En otras palabras, él era un farsante. Él era un hipócrita. Él se presentaba como si fuera el siervo de Dios y el hombre de Dios, pero debajo de la superficie estaba esta vida impía, miserable, vergonzosa, escondida. Y que él estaba andando en astucia. Esto es que él era un engañador. Que él no era verdadero a la Palabra de Dios, que él la estaba adulterando. Digo, ese es el resumen. Eso es lo peor que se puede decir, que debajo de la superficie de este proclamador del Evangelio aparentemente piadoso y fiel, había una vida secreta escondida de vergüenza y él no era nada más que un hipócrita.
¿y saben una cosa? Hay gente en el ministerio para quienes esto es verdad. Están ahí predicando y enseñando y debajo de la superficie, hay una vida escondida de vergüenza. Acaban de descubrir a un pastor así en la parte central de Estados Unidos que predicó en su Iglesia durante más de 20 años. Eso significa que probablemente en esa Iglesia hubo gente que nació y había crecido hasta llegar a sus años 20, cuando él estuvo allí. Y habían vivido sus vidas bajo el liderazgo de este hombre. En la Iglesia, descubrieron que, durante esos 20 años, le habían estado dando dinero y le habían estado tanto dinero porque él tenía un deseo por darle dinero a las familias pobres en el área. Como un testimonio de la Iglesia. Y le dieron efectivo para que pudiera dárselo a familias pobres. Comenzaron a hacer algo de estudio y descubrieron que las familias pobres nunca recibieron eso. Sino que las prostitutas locales lo recibieron durante un período de 20 años. Ahora, esa es una vida secreta escondida de vergüenza. Él fue expuesto.
Y claro, inmediatamente la gente entonces que se había sentado bajo su ministerio durante 20 años, regresó a lo largo de 20 años en su mente y se preguntaron ¿qué ha pasado en estos 20 años? Si este hombre sin el poder y la influencia del Espíritu de Dios ha sido me maestro… Cosas horrendas como estas suceden de vez en cuando. Y hay personas que tienen una vida escondida de vergüenza. Y ustedes lo saben, han experimentado algunas cosas como esas también. Algunas veces, inclusive son sus padres o alguien en su familia, quienes aparentan ser alguien en la Iglesia, pero debajo de su vida, son como sepulcros blanqueados llenos de huesos de muertos.
Entonces, dijeron eso de Pablo y quiero que vean la respuesta de Pablo. Capítulo 1, versículo 12, porque creo que esto nos lleva de regreso a la médula de lo que estamos hablando aquí. Segunda de Corintios 1:2, este es el corazón y alma del asunto. Nuestra confianza es esta.
Ahora Pablo dice miren, tengo que responder a estas acusaciones. Ahora, quiero que sepan que Pablo es un hombre humilde. Sabemos eso de manera muy clara. Se ve eso en todo lo que el escribe. Él es un hombre no egoísta. Él es un hombre que exalta a Cristo. Él no quiere hacer nada más que exaltar a Cristo y a Él crucificado. Él, cuando se le pidió que presentara sus credenciales apostólicas, él dijo: “yo he sido golpeado más que ustedes. Estuve en un naufragio y todo eso, apedreado y dejado para morir.” Él vio su sufrimiento como la verdadera credencial de su apostolado, porque ahí estaba la esencia de su humillación por causa del Evangelio. Él no fue un hombre orgulloso. Pero él estaba dispuesto a defenderse a sí mismo en contra de acusaciones falsas, porque él no quería que la gente creyera que no era verdad su vida. Y, por lo tanto, desacreditar su ministerio. Y, por lo tanto, alejarse de la Verdad que él predicaba.
Entonces, él, no con muchas ganas, él lo odia hacer esto. Y ven esto a lo largo de toda esta epístola. Él odia tener que defenderse a sí mismo. Pero lo hará. Lo hará. ¿Y cómo lo hará? Estuve en un avión cruzando los Estados Unidos y uno de los predicadores entre comillas más prominentes evangélicos de la televisión estaba sentado atrás de mí en el avión. Y él bebió demasiado. Y llegó al punto en el que él estaba en estado de ebriedad. Y me vio y él sabía quién yo era. Y después él, desconozco la razón, no le caí bien. Y entonces, en su falta de dominio propio, decidió decírmelo. Y él simplemente me reprendió fuertemente. Y yo le dije, “bueno, esto es algo muy interesante que estás sentado aquí y me estás hablando, porque en este momento estoy escribiendo una evaluación de tu libro para la revista mensual de Moody. Entonces, quizás te podría hacer algunas preguntas personales para asegurarme de que entiendo esto correctamente.”
Bueno, esa fue una reunión providencial bastante asombrosa. Bueno, él empezó a hablarme y usó algunas palabras profanas en contra de mí. Y escribí la evaluación y fue publicada. Más tarde, unas dos semanas después de este incidente en el avión, recibí un sobre grueso, así de grueso, escrito por él lleno de 15 cartas escritas por toda persona que estaba en su personal, que lo conocía, diciendo qué persona tan maravillosa él era. “Yo he trabajado con este hombre” … y párrafo tras párrafo. Quince cartas de todas estas personas diferentes en su organización.
¿Y saben una cosa? No creí eso. No lo creí. ¿Qué es eso? Yo vi lo que estaba en su corazón. Cuando él estuvo bajo la influencia del alcohol, la realidad se manifestó. Entonces, ¿qué va a hacer Pablo para defenderse a sí mismo? ¿Va a decir: “aquí están quince cartas de mis amigos más cercanos? ¿Dicen que tengo una vida escondida de vergüenza?” No. No la tengo. Y aquí están quince cartas. No.
Vean el versículo 12. Aquí está nuestra confianza, el testimonio de nuestra conciencia. Miren, Pablo dice: quiero decirles, he visto en el interior y aquí está el testimonio de mi propia conciencia. Que en santidad y en sinceridad piadosa, no en sabiduría carnal, sino en la gracia de Dios. En otras palabras, esta santidad y esta sinceridad piadosa viene por la gracia de Dios, no por la sabiduría de mi carne. Pero les estoy diciendo algo: en mi conciencia me dice que nos hemos conducido en el mundo y especialmente hacia ustedes de una manera que es santa y piadosa.
Quiero decirles algo: si no puedes decir eso, tienes un problema. Realmente, tienes un problema porque sólo es cuestión de tiempo antes de que se manifieste. Si no puedes decir con Job “me he examinado de manera completa y les quiero decir: soy justo, tan justo como un hombre puede ser delante de Dios.” Si no puedes decir eso, tienes un problema serio, porque estás perdiendo la batalla en el interior. Y se va a manifestar en el exterior porque cuál es tu pensamiento en tu corazón, tal eres tú.
Y si se te acercan y te dicen: “¿tienes una vida secreta de vergüenza encubierta?” Si alguien viniera y te acorralara y te dijera: “¿hay cosas secretas en tu vida, hay cosas vergonzosas que sólo tú conoces que estás tratando de encubrir?” y demás, ¿podrías ponerte de pie con el apóstol Pablo es decir: “mira, mi confianza orgullosa es esta: que mi conciencia me dice que me he conducido en el mundo, eso significa en el mundo afuera de la Iglesia, cuando nadie está viendo, y me he conducido en la Iglesia ahí con ustedes de tal manera que mi conciencia me dice que me he conducido en santidad y sinceridad piadosa, no por mi propia capacidad carnal, sino por la gracia de Dios que está operando en mí.” Ahí está. Ese es el lugar más seguro en el mundo en el que jamás estarás. Y esa es la corte terrenal más elevada. Dios es la corte celestial más elevada. La corte terrenal más elevada que es la conciencia.
Algunas veces, la gente viene a mí y me dice: “bueno, tú sabes, John, ¿a quién le rindes cuentas? ¿A quién le rindes cuentas?” Ehh…hay una lista inmensa de personas a las que les rindo cuentas. A ustedes, les rindo cuentas. Ustedes esperan un cierto tipo de conducta de mí, ¿no es cierto? Yo les rindo cuentas, créanme. Ustedes tienen expectativas de que yo, como un hombre de Dios, como un maestro de la Palabra de Dios, como el presidente de una Universidad que lleva el nombre de Jesucristo, ustedes tienen expectativas en mí de que yo, de manera legítima establezca el hecho de que debo vivir una vida piadosa. Que debo vivir en santidad y sinceridad piadosas. Ustedes tienen esa expectativa de mí. Esa expectativa de mí es un punto de rendición de cuentas. Y si ustedes la tienen, y están aquí por un tiempo y se han ido y la facultad está aquí todo el tiempo, la tienen en una base permanente.
Y después, hay gente que me rodea, gente con la que trabajo, como Mark y Dick y Brad y Kevin y otros; y tienen expectativas de mí. Y también las otras personas con las que trabajo en los diferentes ministerios. También los ancianos de Grace Community Church. Y también la congregación ahí. Tengo mucha rendición de cuentas ahí. A mi esposa, ella cree que debo hacer todo lo que predico de manera perfecta. Y le digo: “mi amor, yo predico un mensaje mejor del que puedo vivir. Digo, por favor, dame algo de colchón, un poquito.” Esa es mucha rendición de cuentas.
Mis hijos esperan que viva lo que predico. ¿Crees que tienen una expectativa para mí? Claro que sí la tienen. Mis nietos esperan que yo viva una vida que apoya lo que yo digo que creo. Y esas personas, como ustedes saben, están a diferentes niveles a mi alrededor, moviéndose en niveles muy íntimos, en donde la gente que trabaja de cerca conmigo me han visto en toda situación. Y siempre me sorprende.
Estuve en un elevador en otro país no hace mucho tiempo y le pregunté a una persona algo así como, ustedes saben, “¿en qué piso está tal y tal?” Y alguien se volteó y dijo: “yo conozco esa voz, tú eres John MacArthur.” Oh, eso me pasa bastante. Caminando por la calle en algún punto en alguna otra parte del mundo, la gente, ustedes saben, rindo cuentas. Pero permítame decirles algo. Nadie en este planeta conoce lo que hay en mi corazón. Nadie. Y no puedo rendirle cuentas a nadie a ese nivel. Ahí es en donde la batalla se gana o se pierde. Y si tú estás perdiendo ahí, vas a perderla afuera, porque no puedes mantener la tapa sobre eso.
Pasa a Santiago, y como ustedes saben, no sabía lo que iba a decir hasta que comencé a decirlo. Y entonces, vamos a seguir y vamos a ver hasta dónde llegamos. Es algo divertido, como ustedes saben, vas y te oyes, porque no sabes lo que vas a decir.
Santiago 1, pero estoy hablando del corazón, entonces ustedes entienden pasajes que vienen a mi mente. Versículo 14: “sino que cada uno es tentado cuando él es atraído y seducido por ¿qué? Díganlo… Por su propia concupiscencia.” Ahí está el problema. El problema no es lo que está afuera, sino es lo que está adentro. Cinco personas podrían ver la misma imagen y tener cinco reacciones diferentes a esa imagen. Cinco personas podrían oír la misma conversación y tener cinco respuestas diferentes. Lo que importa es lo que está en el interior. El problema está en el interior. La tentación se lleva a cabo en el interior. Cuando eres llevado. Como ustedes saben, es como si simplemente te coloca un garfio en tu nariz y te arrastra como un esclavo. Y después, versículo 15: “cuando la concupiscencia ha concebido, da a luz a ¿qué? Al pecado.”
Y ustedes lo saben, lo concibes en tu mente y nace en tu vida. Y al final, es algo mortal. El versículo 15 dice que da a luz la muerte y esa es la razón por la que el versículo 16 dice: “no os engañéis, amados hermanos,” no se engañen pensando que pueden cultivar en sus corazones pensamientos malos y cosas así y que no afecten sus vidas y sin manifestar pecado e inclusive, muerte. Entonces, debes ganar la batalla en el interior.
Ahora, hagamos más diagnóstico, ¿muy bien? Vayamos al interior y les voy a dar algunas categorías en que pensar. A lo largo de los años, he tratado de reducir esto a algo que podamos, en cierta manera, entender. Permítanme ver si puedo re definirlo un poco el día de hoy.
Lo primero que es problemático en el interior es el pecado pasado. El pecado pasado. Nos gusta pensar que una de las bendiciones que Dios nos ha dado es una memoria buena. Ustedes entienden, hay veces en las que le doy gracias a Dios por una memoria mala. ¿Pueden entender eso? Hay tantas cosas, de hecho, la mayor parte de las cosas que he oído y visto en mi vida, me gustaría olvidarlas. ¿No te gustaría olvidarlas a ti? Y ustedes saben, sólo queremos una memoria buena cuando alguien dice cosas amables de nosotros o cuando tenemos estas experiencias realmente agradables o cuando estamos teniendo una prueba, un examen. Pero los pecados del pasado son un problema serio porque tú puedes pecar al acordarte del pasado.
Me acuerdo cuando estuve hablando con un hombre en una ocasión, que se había casado con una niña cristiana hermosa y antes, él había vivido una vida realmente descarriada, llena de inmoralidad. Y fue poco después de su luna de miel que él se casó con esta niña cristiana pura, hermosa. Y yo le dije: “bueno, ¿disfrutaste mucho de tu luna de miel?” Algo así de manera cotidiana, haciendo plática. Resultó ser bastante profundo. Él dijo: “no, no.” Yo le pregunté por qué. Y él dijo: “porque simplemente estuve pensando en todas las experiencias sexuales pasadas y, simplemente, no podía mantener mi mente pura.”
Con su propia esposa, en su propia luna de miel. Es reciclar el pasado. Jóvenes, en este punto en sus vidas, están llenando su almacén de memoria y les voy a prometer una cosa: si ustedes meten cosas ahí que son pecaminosas, Satanás es realmente bueno en reciclar esas cosas. No es nada más cuando lo hiciste. Sino que regresa. Es como las imágenes de esos vídeos que no deberías haber visto. Las imágenes en Internet que no deberías haber visto. Las películas que no deberías haber visto. Las letras de las canciones que no deberías haber oído. Las imágenes que fueron retratadas de manera vívida en tu mente cuando estabas leyendo algo que no deberías haber leído. Eso no se va. Lo hace vívido. Memorias vívidas. Particularmente, si estás sentado en el cine viendo a gente hacer cosas que no deberían estar haciendo. Y son de varios metros a todo color. Imágenes difíciles de olvidar. Lo que sucede es que te deleitas en la memoria de pecados pasados.
No puedo decirles cuántas veces he hablado con homosexuales que han llegado a conocer a Cristo. Y les he preguntado cómo les va e inevitablemente, inevitablemente, y muchos de ellos se han convertido en Grace Community Church y ni siquiera sabrían esto, muchos de ellos se han casado y han seguido con la vida. Pero inevitablemente, me dicen lo mismo. Simplemente, no pueden deshacerse de esas experiencias pasadas. Siguen reciclándolas. Esa es la razón por la que David dijo esto. David le dijo a Dios en el Salmo 25:7: “no te acuerdes de los pecados de mi juventud.”
¿Qué estaba haciendo él? Él estaba diciendo: “Dios, ¿podrías por favor olvidar lo que yo no puedo olvidar? Yo no lo puedo olvidar.” En Ezequiel 23, el Señor condenó a Israel. Y la manera en la que lo hizo, comparó a Israel con una ramera, una prostituta llamada Oliva. Y esto es lo que dijo acerca de la ramera que fue análoga a Israel. Y cito, Ezequiel 23:19: “ella multiplicó sus prostituciones.” En otras palabras, ella simplemente se involucró en prostitución multiplicada. ¿Cómo? ¿Cómo es que ella multiplicó sus prostituciones? Escuchen esto. “Al acordarse de los días de su juventud, cuando ella jugó a la ramera.”
En otras palabras, él dice: “Israel es como una ramera que envejece y lo único que le queda es una vida entera de prostitución que recordar. Y eso es Israel. Israel está plagada por la memoria de toda su juventud y toda la prostitución. Satanás va a tomar la basura de tu pasado. Y ustedes todavía no tienen mucho del pasado en sus vidas aún, entonces, protejan su pasado al proteger su presente, porque siempre van a vivir con ese pasado en el trasfondo potencialmente para ser reciclado.
Algunos de ustedes saben exactamente lo que quiero decir. Ustedes se involucraron en un pecado en algún punto. Pueden, de hecho, tener ese pecado regresando a la mente, pueden aceptar la tentación, entrar a la concupiscencia y volver a saborear esa experiencia pecaminosa de concupiscencia; y simplemente, reciclarla en su mente. Ciertamente, eso es lo que Jesús tuvo en mente en parte cuando Él dijo: “si ves a una mujer simplemente para codiciarla, ya cometiste adulterio en tu corazón.” Y no sólo una vez, sino cada vez que reciclas eso.
Entonces, ese es el pasado; y necesitas protegerlo. Y después, está el futuro. Ustedes saben, su mente no sólo quiere pecar en el pasado, sino que también quiere pecar en el futuro. Eso es realmente sorprendente. No sólo quiere remontarse al pasado y reciclar toda la basura del pasado, sino que quiere inventar pecado para el futuro.
El Salmo 36 es tan útil. Escuchen lo que dice: “él planea impiedad en su cama.” Guau, estás pensando en una persona con la que no has hecho algo, pero estás pensando en cómo sería si lo hicieras. Literalmente, estás pecando a nivel futuro, tramando planes malos. Encuentra eso si lees a lo largo del Salmo 64, Proverbios 14, veamos, Proverbios 15, Proverbios 24, hay una sección en Proverbios 6, habla de tramar planes malos. Planear la maldad. Lo llamamos pecado premeditado, ¿no es cierto?
Entonces, como pueden ver, su mente es algo aterrador. Entonces, tienes que enfrentar los pecados del pasado que se reciclan. Después, tienes todos los planes para pecados en el futuro en los que te has permitido involucrarte o pensar. Esas cosas en ambas direcciones se estimulan por cosas que lees, cosas que ves, etc. algunas veces, esos pensamientos no sólo son acerca de la lujuria. Algunas veces, son acerca del enojo. Estás sentado en tu cama pensando cómo vas a vengarte de tu maestro que te dio una C. Estás sentado en su cama pensando cómo vas a vengarte del hombre, de la persona que te hizo ver mal en cierta situación. Estás pensando en cómo va a satisfacer tu avaricia o tu envidia al robarte algo. Como vas a elevarte a ti mismo en cierto ambiente. Es un pecado de orgullo. Y realmente, no lo has hecho, pero estas tramándolo; y la trama en sí es pecado.
Entonces, tienes que enfrentar los pecados que se dirigen hacia el pasado y pecados que se dirigen hacia el futuro, conforme los planeas. Y después, claro, a la mitad está el pecado presente en tu mente. Y este es Santiago 1, este es el mundo de fantasía de la mente.
La Biblia llama a esto la imaginación. En Génesis 6:5 dice que Dios vio el mundo y lo único que vio fue toda la imaginación de su corazón era de continuo solamente el mal. El pecado tiene que ver con la imaginación. Tiene que ver con fantasías. Tiene que ver con ver y codiciar. Es como dice Proverbios 24:9: “el pensamiento de impíos es pecado.” Simplemente, el pensamiento de alguna desobediencia o de alguna iniquidad, simplemente el pensamiento es pecado… Sólo el pensamiento. Y esa es la razón por la que regresas a lo que les leí en Santiago 1. El pecado es concebido en esa fantasía, en esa imaginación.
Entonces, digo, todavía estamos diagnosticando el asunto aquí y la batalla tiene que ser ganada en el interior en la mente, en la conciencia, en el corazón. Esa es la razón por la que David dijo: “crea en mí un ¿qué? Un corazón limpio.” Crea en mí un corazón limpio, Señor, simplemente lleva a cabo la obra en el interior.
Ahora, no es fácil hacer eso, porque pensarías “bueno, ustedes son mayores, no tienen el mismo problema.” Bueno, claro, hay cierta madurez espiritual, hay cierta frecuencia decreciente del pecado, hay cierto amor hacia la justicia que se incrementa, pero entre más pasan los años, más grande es el banco de memoria de cosas pecaminosas y eso puede ser reciclado.
Esa la razón por la que Pablo dijo: “oh, miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” Esa es la razón por la que Pablo dijo: “porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ¿qué? Ganancia.” No fue porque él quería traer puesta una corona, fue porque él quería ser liberado del pecado pasado, presente y futuro que lo asediaba. Esa es la razón por la que el cielo me es atractivo. No me importan francamente las calles de oro. Digo, no me mueve eso mucho. Estoy seguro que lo disfrutaré cuando llegue. Realmente, no puedo comprender cómo se ve el oro transparente; y nunca me he imaginado que una perla sea tan grande como para que sea del tamaño de una puerta entera. Esas son cosas algo interesante y novedosas.
Pero lo que me interesa acerca del cielo es la ausencia del pecado. Y ahí es donde David estaba cuando dijo: “crea en mí un corazón limpio.” La obra debe concentrarse en el interior y debe ser llevada a cabo ahí. Entonces, simplemente estoy tratando de darles el enfoque, jóvenes, ahí es donde la batalla debe ser ganada. Y si la están perdiendo ahí, saben lo que necesitan hacer. Permítanme darles algunos pasos.
Confiesa y deja cualquier pecado que sea un pecado secreto. Estoy hablando en términos prácticos, aquí de frente, de rodillas, de manera explícita, dile las palabras al Señor. Si nadie está a tu alrededor, dilas en voz alta y confiesa y deja cualquier pecado o patrón de pecado que está en el interior y que nadie conoce. Isaías 55:7: “deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos.” Deja esos pensamientos y comienza al confesar. Despedaza a Agag, no lo dejes vivir. Una analogía del Antiguo Testamento de 1 Samuel 15. Dejaron al rey vivir, al cual Dios dijo que lo mataran. Y entonces, él regresó, y regresó y regresó; y cada vez que regresaba, él volvía a ser destructivo. Y Dios dijo: “¿por qué no lo mataron cuando Yo dije que lo mataran?” Cuando encuentres pecados que están ahí, despedaza a Agag.
En segundo lugar, no te expongas a atracciones malas. Job 31:1, Job dijo: “hice pacto con mis ojos.” Hice pacto con mis ojos. Y él dijo: “¿sabes una cosa? He guardado mi pacto.” Guarda lo que ves. No estoy hablando de un vistazo o una mirada, estoy hablando de guardar lo que ves y absorbes.
Otro elemento es: aliméntate de la Palabra de Dios. David dijo: “en mi corazón he guardado Tus dichos para no ¿qué? Pecar.” ¿Saben una cosa? Es sorprendente cuando estás saturado de la Palabra de Dios lo rápido que eso frena las cosas. Eso es lo que la Biblia quiere decir cuando dice: “la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros.” Lo cual es lo mismo que estar lleno del Espíritu, exactamente. Estás lleno y controlado por el Espíritu Santo cuando la Palabra de Dios domina tus pensamientos. Aliméntate de la Palabra… Aliméntate de la Palabra. Digo, puedo decirte, es tan simple como esto, lo que sale de tu vida está en proporción directa a la ingestión de verdad Escritural en tu vida.
Y estoy hablando acerca de una ingestión profunda. Entonces, comienza con lo negativo, confiesa y deja el pecado. Sé específico. Si hay patrones de pecado en tu vida secreta privada, que nadie conoce, tú trae eso ante el Señor. Confiesa y deja esas cosas. Y después, evita atracciones malas. Cualquier cosa que incite al pecado.
Para algunas personas, simplemente no sigas recibiendo catálogos de cosas que no necesitas. Sino que eso genera descontento. Digo, hay un millón de maneras en las que puedes enfrentar eso. Aliméntate de la Palabra de Dios y después, pienso en Filipenses 4:8: “piensa en cosas justas.” Digo, eso es tan práctico como puede ser. Piensa en cosas justas. “Todo lo verdadero, todo lo justo, todo lo honesto, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre.” Digo, si hay algo digno de alabanza, entonces, que tu mente se concentre en esas cosas. Encuentra cosas dignas de alabanza. Cosas espiritualmente excelentes, cosas que honran a Dios.
Otra cosa práctica: cultiva amar al Señor. Cultiva amar al Señor. Yo no puedo entender lo que Dios está haciendo en mi vida, pero yo diría simplemente desde mi punto de vista humano, la influencia más grande en mi vida lo largo de los años ha sido mi estudio de Jesucristo. Sea Mateo, Marcos, Lucas, Juan; he pasado casi nueve años enseñando Mateo. Y después, cuando dice eso, regresé y escribí un comentario de Mateo. Y después, regresé y escribí las notas en la Biblia de estudio acerca de Mateo. Entonces, he estudiado Mateo oh, no sé, quizás durante 10 u 11 años de Mateo. Y he pasado varios años estudiando el Evangelio de Juan.
Y ahora, estoy estudiando el Evangelio de Lucas. Y he estado, no sé, un par de años haciendo eso. Y estudié el libro de Hebreos, el cual exalta a Jesucristo de manera absolutamente abrumadora y magnífica. He estudiado el libro de Colosenses varias veces en mi vida y eso también es una exaltación del Señor Jesucristo. Una de las experiencias más gloriosas que he tenido es estudiar dos veces el libro de Apocalipsis y enseñarlo dos veces y de manera completa; y después, escribir un comentario de dos volúmenes también del libro de Apocalipsis.
Supongo que, si añadieras los 35 años del ministerio, quizás 25 de esos años he estado estudiando de manera bastante directa a Jesucristo y después, en el resto de las epístolas, como en el libro de Romanos, estás tratando directamente. Y Gálatas indirectamente y las epístolas tesalonicenses y las otras epístolas también. Pero realmente creo que el contribuyente más grande a la manera en la que en mi hombre interior espiritual funciona es mi amor por Jesucristo.
Cada pasaje, y no sé si detectan esto si me oyen predicar de los Evangelios, literalmente, literalmente me encuentro a mí mismo emocionado por el proceso de aprender más de Jesucristo. Cada pasaje en los Evangelios - ahora, claro, en Lucas - cada pasaje, simplemente abre Su belleza y Su majestad y Su gloria; y digo, me está llevando a un punto en donde más que la mayoría de la gente, por mucho, porque, ¿quién hace esto? Usted sabe, la gente normal no pasa su vida entera estudiando la semana entera durante décadas. Entonces no tienen la oportunidad de entrar en tanta profundidad en las cosas de Cristo como yo. Pero les voy a decir una cosa, el factor más controlador de mi vida es el amor que yo tengo hacia Jesucristo.
Y no es algo sentimental, no es algún tipo de asunto sentimental inducido por alguna emoción. Es esta realidad de quien Él es y la gloria y la maravilla de Su persona y lo que Él ha hecho y cómo Él me amó lo suficiente como para entregar Su vida por mí. Y cómo fui escogido en Él desde antes de la fundación del mundo para que fuera conformado a Su imagen para vivir en Su presencia por los siglos de los siglos y reflejar esa imagen. Y todo lo que se encuentra en eso, todas las características de Cristo, la maravilla de Su mansedumbre y gentileza y, sin embargo, Su fortaleza y la combinación perfecta de gracia y gloria y justicia y ternura. Y lo ven desarrollándose en cada página de las Escrituras. Para mí, ese es el contribuyente más importante para la victoria en el interior que tengo y tengo dificultad con la idea de que el Señor Jesucristo se decepcione de mí.
No quiero que ustedes se decepcionen de mí. En cierta manera, puedo controlar eso por afuera. Yo no quiero que mi esposa y mis hijos queden decepcionados de mí, puedo controlar eso en el exterior. Yo no quiero que Jesucristo se decepcione de mí y Él conoce mi corazón. Y como Pedro estoy diciendo: “Señor te amo, te estoy diciendo que te amo. Sé cómo se ve, pero todavía te amo.” Y después, Pedro Finalmente le dice, usted recuerda, “Señor, Tú conoces mi corazón, Tú sabes que te amo.” Juan 21. Y Jesús le respondió al decir: “alimenta a mis ovejas. Sé que me amas, Pedro.” Eso para mí, cuando todo se ha terminado, es donde se gana la batalla. Entonces, conoce a tu Salvador. La gente cristiana se sienta en iglesias por todo el mundo toda su vida y sólo tienen un conocimiento superficial de Cristo que quita, desde mi punto de vista, el motivo más poderoso, poderoso, para la santidad.
Padre, de nuevo estamos agradecidos esta mañana porque se nos ha dado Tu Palabra para que podamos saber qué es lo que Tú quieres de nosotros, pero para que también conozcamos a nuestro Salvador glorioso. Oro por estas personas que están aquí, yo como uno de ellos que tiene que pelear las mismas batallas y las ha enfrentado a lo largo de todos los años de mi vida.
Ayúdalos, oh Dios, a ganar en el interior y que haya un quebrantamiento real en muchos corazones y una apertura real, honesta y que puedan encontrar ese lugar secreto en donde pueden descubrirte lo que Tú ya conoces e intercambiar ese engaño por un amor verdadero y puro hacia Ti, para que los escondan en el corazón, no se desate como una cisterna rota algún día y se exponga su vida sucia a todos los que le rodean. Que ganen la batalla ahora en el interior, día tras día, conforme confiesan y dejan el pecado una y otra vez, conforme se alimentan de la Palabra, conforme piensan en las cosas que son santas y puras. Y, sobre todo, conforme crecen en su amor hacia nuestro querido Señor Jesús, el cual se entregó a sí mismo por nosotros y en cuyo nombre oramos. Amén.
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